El propietario compró este piso hace algún tiempo y solicitó que se lo entregaran completamente vacÃo, sin terminaciones ni divisiones internas, solo con el cerramiento perimetral de vidrio, como si fuera un terreno en las alturas…
Al tomar el proyecto se decidió que se conservarÃan al máximo el “gran vacÃo” que constituÃa el piso en la situación que fue entregado. HabÃa que centrarse en potenciar la sensación y privilegio de estar en un espacio tan grande a casi 200 metros de altura. No habÃa que perder la posibilidad de ir caminando cerca del vidrio para ver como cambiaban las vistas de la ciudad y la costa a medida que se avanzaba sin divisiones. De esta forma se hicieron las divisiones mÃnimas buscando la mayor amplitud posible, resaltando la presencia del espacio por sobre los elementos y trabajando con escalas que permitan un habitar holgado.
Para esto fue necesario explorar el extremo opuesto para con los diferentes elementos arquitectónicos, acumulando la mayor cantidad de funciones y accesorios posibles, para que el resto del ambiente pudiera quedar libre. Varios sistemas de objetos fueron ordenándose para constituir uno solo, como lo son la serie de tabiques, puertas y muebles empotrados que se materializaron como un simple plano de madera de pinotea canadiense con lustre negro mate. Este concepto se repitió en todo el piso, logrando generar piezas de grandes dimensiones, siempre continuas, que fueron atándose y sirviendo a las actividades circundantes de maneras diferentes.
Otro ejemplo es el cerramiento de la suite que está ejecutada en cristal color humo con un film azul que envuelve el corredor de entrada, luego gira limitando el baño y llega al dormitorio convertido en las puertas del vestidor. Todos estos elementos se ejecutan con el mismo material y con encuentros apenas perceptibles.
