Abril, mes del autismo. Gracias a la evolución del diseño de interiores se ha podido crear un ambiente que sirva como aliado a la salud de las personas, especialmente, si son seres que necesitan de una atención y cuidado especial
La función del diseño de interiores ha evolucionado con el tiempo y modificado su enfoque validando esta carrera como una disciplina capaz de proteger la salud y fomentar el bienestar a través de la intervención del espacio.
Lo que hasta hace poco podría verse como una profesión superficial ha logrado abrir las puertas a grupos de personas que por sus limitaciones físicas son excluidas, estudiando cuáles son sus necesidades especiales y creando regulaciones que permitan el acceso de esta población a los servicios.
Tomando en cuenta esta nueva modalidad que puede ofrecer esta profesión, Karenny Güílamo y Carmen Ariza, ambas jóvenes diseñadoras egresadas de la carrera en la Universidad Iberoamericana (UNIBE), presentaron un proyecto de investigación al que titularon “Influencia del Diseño de Interiores en la optimización de espacios residenciales para niños con autismo”.
“Se ha demostrado que personas especiales se pueden ver afectadas positivamente por espacios especiales. Los niños con autismo presentan una serie de manifestaciones que afectan la forma en que se desenvuelven en el ambiente, por esto el diseño es una herramienta clave dirigida a mejorar la calidad de vida de quienes poseen esta condición y de quienes los acompañan en el camino”, sostienen Karenny y Carmen en su propuesta.
El diseño de interiores como instrumento. Según explican las jóvenes diseñadoras, un niño con autismo posee dificultades en su sistema sensorial: pueden presentarse casos de hipo y de hipersensibilidad; es así como el diseño de interiores se convierte en un instrumento de sistematización y de organización, en muchos casos controlando estímulos, en otros, incentivándolos.
“Lo primordial a la hora de intervenir un espacio para un niño con autismo, es hacer de el un lugar previsible, fácil de explorar, seguro y sin distracciones”, recomiendan.
A través del estudio de los componentes del espacio y del usuario, se ha llegado a la conclusión de que en la medida en que se manejen factores como la iluminación, las formas, texturas, el mobiliario, la acústica, la climatización, y el color, se logrará un mejor desenvolvimiento en un niño con esta condición.
Otros detalles. Tal y como lo exponen en su propuesta, Karenny y Carmen, recomiendan que en la casa de los niños afectados por el autismo debe haber también caminos delimitados y dirigidos, patrones de colores, un sistema de identificación y lenguaje visual, para crear “un ambiente amigable que reduzcan los niveles de ansiedad del niño”.
De esta manera, aseguran, se les ayudará a comprender mejor las cosas, al mismo tiempo que lo incentivan a ser autónomos, “se puede lograr un punto de encuentro de muchas satisfacciones y felicidad”.
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Punto de vista
Las diseñadoras entienden que el diseñador tiene la responsabilidad de crear para todos y diseñar para la inclusión; pero “todos tenemos la responsabilidad de comprender y dar oportunidades, pues a pesar de que veamos su mundo como algo muy complejo, es más simple de lo que creemos, su mundo es básico, ingenuo, no busca aparentar”.
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